La chicharra

En primavera, suena y reverbera el timbal de las chicharras, que recién emergen de entre las raíces de los arboles malinalcas. Luego de una larguísima espera en silencio, salen dispuestas a todo, abandonan la vieja osamenta y brillan con su radiante par de alas en el reino del cielo abierto. Llego el momento de aparearse: los machos, con un ritmo persistente que agarra fuerza y se mantiene, convocan a las hembras con su concierto. 

¡Y no solo eso! Las chicharras le piden al trueno, a la tormenta de Agua derramada sobre la Semilla y al espíritu de la Tierra para que acoja la nueva vida que trajo el Viento, justo antes de la llegada del temporal. 

Un nuevo ciclo de vida comienza cuando las ninfas que surgen de los huevos caen de los troncos en donde crecieron, en el albor de la llegada de las lluvias, para enterrarse en las entrañas de la Madre en silencio.